2011-10-18

El Factor de Transferencia: La alternativa natural para los desafíos de la salud actuales

Aspectos básicos de los factores de transferencia


Los factores de transferencia son moléculas naturales y microscópicas que residen en los cuerpos de todos los animales. Son mensajeros que transmiten la información inmunitaria sobre la presencia de una amenaza al sistema inmunitario, ya sea externa o interna, y sobre cómo responder adecuadamente, de célula inmunitaria a célula inmunitaria.
Los factores de transferencia son producidos por los linfocitos con inmunidad celular. Transportan la inmunidad celular antígeno específica del linfocito fuente (hipersensibilidad retardada) a los linfocitos no sensibilizados, o vírgenes. También pueden incrementar la actividad de estimulación inmunitaria no antígeno específica de los linfocitos receptores.
Los factores de transferencia transmiten la información inmunitaria (reconocimiento de los agentes patógenos y respuesta inmunitaria adecuada) a través de los factores inductores, supresores y antígeno específicos.
  • El factor inductor permite que los factores de transferencia respalden la respuesta inmunitaria de adaptación a las infecciones virales, parásitos, malignidades, enfermedades bacterianas y micobacterianas, infecciones por hongos, trastornos autoinmunes y enfermedades neurológicas. Este factor puede transferir una respuesta inmunitaria en menos de 24 horas y reducir significativamente o eliminar los síntomas de la enfermedad.
  • El factor supresor evita que el sistema inmunitario reaccione en forma excesiva, por ejemplo al polen y a otros cuerpos extraños, así como también a sí mismo como es el caso del trastorno autoinmune.
  • El factor antígeno específico transporta etiquetas que son vitales para que el sistema inmunitario identifique los microbios y las células extrañas.
Los factores de transferencia se encuentran incluso en los sistemas inmunitarios más primitivos. De por sí, los factores inductores y supresores de los factores de transferencia son universales y pueden transferir la inmunidad, atravesando la barrera de las especies. En consecuencia, los factores de transferencia de una vaca pueden dotar de inmunidad a una persona. El factor antígeno específico puede transferir inmunidad entre especies cuando existe una coincidencia entre los agentes patógenos antígeno específicos, como ser en la viruela y la vaccinia, la Escherichia Coli, etc.
La demanda de factores de transferencia
Cualquier persona, sana o enferma, con escasas excepciones, obtiene beneficios al tomar en forma regular complementos de factores de transferencia. No se ha registrado ningún caso de reacciones adversas graves como consecuencia del uso de factores de transferencia, aún cuando los mismos son administrados clínicamente en dosis excesivas durante períodos prolongados.
También obtienen beneficios aquellas personas que padecen afecciones específicas. Numerosos estudios han demostrado la efectividad de los factores de transferencia al eliminar o aliviar síntomas de herpes, del síndrome de fatiga crónica, de la enfermedad de Epstein Barr (mononucleosis infecciosa), de la hepatitis, de la sobreinfección causada por el SIDA, de la candida, del cáncer y de muchos otros trastornos. Los estudios también han demostrado que su uso continuo provee mayor beneficio con una máxima actividad inmunitaria 24 a 48 horas luego de la primera dosis.
La demanda de los factores de transferencia como un complemento para una mejor salud surge de la creciente concientización de que la prevención es el mejor recurso de tratamiento. A partir del riesgo cada vez mayor de resistencia a los antibióticos y de las importantes amenazas a la salud, como ser el SRAS (síndrome respiratorio agudo severo), la comunidad médica dirige cada vez más la atención al concepto inherente de las vacunas: la prevención.
Los factores de transferencia son similares a las vacunas. Pero, en lugar de exponer el sistema inmunitario del paciente a la enfermedad real o a una versión neutralizada de la misma, los factores de transferencia exponen el sistema inmunitario del paciente a la memoria de una amenaza a la salud, ya sea externa o propia, y al conocimiento de cómo responder mejor para protegerse a sí mismo.
Historia de los factores de transferencia
A fines de la década del 40, mientras estudiaba la tuberculosis, el Dr. H. Sherwood Lawrence determinó que una sustancia en un extracto de leucocitos (glóbulos blancos) tomada de un individuo que se había recuperado de la tuberculosis podía transferirle a un receptor que no había sido infectado todavía una respuesta inmunitaria positiva a la tuberculosis. Le dio el nombre de factor de transferencia a la sustancia.