A veces un germen logra pasar por el sistema inmunitario y usted se resfría, se enferma de influenza o algo peor. El resfrío o la influenza son signos visibles de que el sistema inmunitario no ha logrado detener al germen. El hecho de que usted se recupere del resfrío o la influenza es un signo visible de que el sistema inmunitario pudo eliminar al invasor luego de conocerlo. Si el sistema inmunitario no hiciera nada, usted nunca se recuperaría de un resfrío o cualquier otra afección.
La capacidad del sistema inmunitario para proteger a su organismo es tanto instintiva como adquirida; en otras palabras, combate las invasiones con respuestas innatas y adquiridas. Cada individuo nace con inmunidad innata, la capacidad del sistema inmunitario para reconocer invasores extraños en general. Junto con defensas pasivas como la piel, que funciona como primera línea d edefensa, el ácido estomacal y la mucosidad, el sistema inmunitario innato también contiene mecanismos activos de respuesta inmunitaría como las células asesinas naturales o células NK. Al igual que todos los agentes innatos de primer defensa, las células NK no requieren de una exposición previa a un microbio infeccioso para poder actuar. Simplemente reconocen las células extrañas y se ponen a trabajar.
Desafortunadamente, incluso el sistema inmunitario más poderoso no puede contra todos los diversos microbios que enfrentamos diariamente. Aquí es donde entra en juego la inmunidad adquirida. Aprende nuevas capacidades y contruye nuevas herramientas para enfrentar a los invasores microbiales que cada vez son más. Pero para que este sistema se adapte para atacar, primero debe de reconocer la amenaza para poder construir las herramientas para luchar. No es casualidad que a veces no se sienta bien durante un par de días. La buena noticia es que una vez que el sistema inmunitario adquirido construye las herramientas para una infección especifica, lo recuerda y está listo para el siguiente ataque.
